Cada año diversos marineros de Japón se lanzan al océano austral para, según ellos, tomar un «muestreo biológico» que tiene como objetivo (falso) «investigar la estructura y la dinámica del ecosistema marino antártico».
Sin embargo, estos hombres de mar no están tratando de comprender más acerca del cambio climático o investigar las actividades de las ballenas, lo que están haciendo se resume en una dura palabra «asesinar» a cientos de ballenas minke antárticas, para que luego la carne se venda en mercados y restaurantes.
Ahora, la International Whaling Commission (Comisión Ballenera Internacional) ha publicado los documentos que muestran las alarmantes y penosas cifras.
De acuerdo a la información, se trata de 333 ballenas minke asesinadas en la temporada de verano 2017 / 2018 en Australia. De ellas, 122 se encontraban embarazadas y 114 eran muy jóvenes,lo que significa que aún no podían reproducirse.
Según los investigadores, el matar ballenas es necesario debido a que «la información sobre la edad solo se puede obtener de los tapones para los oídos internos y, por lo tanto, solo a través de métodos de muestreo letales».
Pero esto, lógicamente, no es cierto. Muchos investigadores se encuentran en desacuerdo, ya que la edad de una ballena puede ser estimada comparando su tamaño con el de otras ballenas de las que sí se sabe la edad; por lo tanto no es necesario matarlas.
Leah Gerber, bióloga de conservación marina en la Universidad Estatal de Arizona, dijo a Science en 2003:
Está bien establecido en la literatura científica que hay muchas maneras de estudiar la dieta y la condición de las ballenas sin matarlas».
Por su parte, Alexia Wellbelove, de Humane Society International, dijo en un comunicado:
La muerte de 122 ballenas preñadas es una estadística impactante y una triste acusación sobre la crueldad de la caza de ballenas de Japón».
Las ballenas son asesinadas de una manera realmente espantosa. Les lanzan arpones con granadas explosivas que matan a la ballena de forma instantánea en un 50 a 80 por ciento de las veces.
Japón es un país que proclama su interés en la investigación científica referida a las ballenas; sin embargo permite que su carne sea vendida como un producto alimenticio, dejando ver la doble moral existente.
A pesar que en el año 2014, la Corte Internacional de Justicia pidió a Japón que detenga su programa de caza de ballenas y lo declare ilegal, podemos ver que las malas prácticas continúan.
Según informó el Sydney Morning Herald, Japón tiene la intención de matar aaproximadamente 4.000 ballenas en los próximos 12 años y, finalmente, reanudar la caza comercial de ballenas.
Wellbelove agrega:
El continuo asesinato de cualquier ballena es aborrecible para la sociedad moderna, pero estas nuevas figuras lo hacen aún más impactante. Esperamos que Australia y otros países a favor de la conservación envíen el mensaje más fuerte posible a Japón de que debería detener sus programas letales de caza de ballenas».
El informe completo ha sido publicado por la International Whaling Commission.
No hay palabras para describir esta masacre en un país que se supone defiende la vida silvestre, sin embargo sucede todo lo contrario, a pesar de las regulaciones existentes. Sin embargo no es la única nación que comete estas atrocidades. Los animalistas y organizaciones que defienden la vida silvestre se esfuerzan cada día por lograr un cambio, pero poco pueden hacer para afrontar a estos depredadores en masa. Sé parte del cambio, informa a los tuyos acerca de esto.
No hay que comprar más automóviles japoneses en el mundo hasta que dejen de hacerlo.