Las enanas marrones llenan la «brecha» entre las estrellas y los planetas mucho más pequeños, dos tipos de objetos astronómicos muy diferentes. Pero aún no se ha explicado cómo se originan.
Un grupo de astrónomos de la Universidad de Heidelberg ahora pueden responder esa pregunta. Descubrieron que dos enanas marrones orbitan a la estrella en el sistema estelar 70 Ophiuchi en la Vía Láctea, que con toda probabilidad se formó junto con la estrella de un disco de gas y polvo, al igual que los planetas.
Las enanas marrones orbitan una estrella o viajan aisladas en la vasta extensión de la Vía Láctea. Su masa, que es al menos 13 veces más pesada que el planeta Júpiter, es suficiente para generar, al menos temporalmente, energía en su núcleo a través de la fusión nuclear. Sin embargo, no son lo suficientemente masivas como para encender el hidrógeno en sus núcleos y, por lo tanto, para crear su propia luz. El calor que siguen irradiando después de la formación es cómo los astrónomos pueden localizarlas. Se estima que hasta 100 mil millones de enanas marrones viven en la Vía Láctea. Sin embargo, sigue sin estar claro cómo se forman, ya sean estrellas «fallidas» o posiblemente super planetas.
Los descubrimientos recientes realizados en el Centro de Astronomía de la Universidad de Heidelberg (ZAH) podrían proporcionar una respuesta. El Prof. Dr. Andreas Quirrenbach y su equipo en el Observatorio Estatal de Königstuhl de la ZAH analizaron las variaciones en la velocidad radial de la estrella contra Ophiuchi. Usando telescopios en los Estados Unidos y Japón, los astrónomos de Heidelberg y otros midieron la velocidad de la estrella durante 11 años. La estrella tiene una masa ligeramente mayor que dos veces y media la del Sol, y está ubicada aproximadamente a 150 años luz de la Tierra en la constelación de Ophiuchus.
Analizando la estrella
El equipo de Heidelberg notó un cierto patrón en las mediciones, similar a las causadas por planetas orbitando o estrellas binarias, que generalmente no es nada fuera de lo común. Pero en este caso, el análisis en profundidad de los datos reveló algo extraordinario: al parecer, Ophiuchi está siendo orbitado por dos enanas marrones con un período orbital de aproximadamente 530 y 3.185 días, lo que las coloca en una configuración de resonancia 6: 1. Entonces, la enana marrón más cercana a Ophiuchi orbita a su estrella exactamente seis veces, mientras que la otra enana marrón más distante completa solo una órbita.
Este descubrimiento arroja datos completamente nuevos sobre la evolución de las enanas marrones. ¿Se desarrollan exclusivamente como estrellas normales en nubes interestelares, o también pueden formarse en el llamado disco protoplanetario de gas y polvo que rodea a la estrella madre en la fase temprana de su formación?
El Prof. Quirrenbach explica:
«La resonancia 6: 1 es una fuerte indicación de este último escenario. Solo entonces las órbitas de las nuevas enanas marrones en desarrollo podrían ajustarse a una resonancia estable durante millones de años».
Eso es lo que sugieren los extensos análisis dinámicos para las posibles configuraciones del sistema ν Ophiuchi, informa el investigador. Este sistema superplanetario es el primero de su tipo y la primera señal segura de que las enanas marrones pueden formarse en un disco protoplanetario, destaca el Prof. Quirrenbach. El investigador y su equipo esperan otros descubrimientos similares que puedan algún día permitirles aclarar cuántas de las estrellas «fallidas» son en realidad hermanos más de Júpiter y Saturno.
Los resultados de la investigación fueron publicados en Astronomy & Astrophysics.
Imagen de portada: Representación artística de una enana marrón. Son más masivas y más calientes que los planetas, pero carecen de la fusión nuclear en su núcleo como en las estrellas normales. Se detectaron dos de tales estrellas «fallidas» orbitando la estrella ν Ophiuchi. Probablemente se formaron en el disco protoplanetario anterior de la estrella. Crédito: NASA / JPL-Caltech