En 1988, Isaac Asimov, el legendario escritor de ciencia ficción, describió como era su visión de la humanidad, su vuelta a la Luna, y la razón del por qué deberíamos construir una acelerador de partículas allá arriba.
Asimov dijo que para el año 2028, los humanos habrían «prosperado» en la Luna. Para ese entonces ya habrían construido un radiotelescopio masivo en el lado oculto lunar y una estación de investigación, fábricas y observatorios. Cada uno de ellos movidos gracias a la energía nuclear y solar.
Para Asimov, el laboratorio ideal de la humanidad, es aquel que nos ayudaría a develar los misterios de la física de partículas:
«Volviendo a los cielos, los detectores especiales, analizarían los rayos de fuentes astrofísicas, y los aceleradores de partículas basados en la luna, darían una nueva visión de la naturaleza de la materia».
Los aceleradores de partículas utilizan campos eléctricos para impulsar un haz de partículas cargadas. Los expertos utilizan electroimanes para enviar las partículas a lo largo de un camino específico.
32 años después de la presentación de Asimov, Nikolai Zaitsev nos explica por qué la Luna es ideal para construir un acelerador de partículas.
¿Por qué construir un acelerador de partículas en la Luna?
En la Tierra, los científicos, se ven en la necesidad de crear un vacío a través del cual se moverá el rayo libre de moléculas de gas y granos microscópicos de polvo.
En la Luna no existe ese problema, ya que no tiene atmósfera y, por ello, existe en el vacío. Las condiciones en las que trabajan los físicos en la Tierra ya existen por defecto en la superficie lunar.
Otro factor importante es la temperatura; para poder enfriar los imanes que dirigen las partículas, los aceleradores deben funcionar a unas temperaturas extremadamente frías. Razón por la que se enfrían criogénicamente.
Alguna de las temperaturas más frías conocidas están en nuestro Sistema Solar. La luna alcanza hasta –413 grados Fahrenheit, según las observaciones hechas en los cráteres cerca de los polos.
La Luna también está orientada siempre en dirección a la Tierra. Esto es vital para los detectores terrestres, puestos interceptan corrientes de neutrinos.
Y para finalizar, es la superficie más cercana a la Tierra, fuera de la misma. Por lo que si en algún momento decidimos crear un acelerador de partículas fuera de la Tierra, la Luna es ideal.
Conociendo mejor nuestro satélite
Zaitsev sugiere que desarrollar un acelerador de partículas podría generar neutrinos, los cuales abundan en el universo, pero son muy difíciles de detectar debido a su casi inexistente masa y la falta de carga eléctrica.
También propone que el acelerador podría ser un rayo cósmico directo —un enemigo de los frágiles astronautas y de los sistemas eléctricos de la Tierra— hacia la atmósfera de la Tierra para que la estudien los instrumentos terrestres.
El inconveniente obvio de estos proyectos es que son increíblemente caros. Ahora estamos regresando a la Luna después de un paréntesis de 50 años, y los proyectos de aceleración de partículas se retrasan habitualmente.
Otra preocupación, señala Zaitsev, serán los terremotos. Los aceleradores de partículas son increíblemente sensibles al movimiento.
La superficie de la Luna es susceptible a los temblores, traqueteos y sismos generados por impactos de meteoritos, ciclos térmicos y las fuerzas de marea entre la Luna y la Tierra. Es un entorno difícil para instrumentación precisa.
Y luego está la radiación. Los trabajadores lunares ya serían susceptibles a la radiación cósmica dañina que caería sobre ellos. Pero también estarían expuestos a la radiación secundaria generada durante los experimentos.
Asimov no estaba solo al sugerir que desarrollemos un acelerador de partículas extraterrestre. De hecho, solo un año después, el Laboratorio Nacional de Los Álamos lanzó el proyecto BEAM experiment Aboard Rocket (BEAR). Se convirtió en la primera prueba exitosa de la tecnología de acelerador lineal de baja energía en órbita.
La ciencia ha soñado siempre con colocar tecnología de punta fuera de nuestro planeta y poder experimentar a sus hanchas sin el peligro de dañar nuestro mundo. Ahora, un acelerador de partículas parece aún muy lejano.
Artículo científico publicado en arXiv.
Referencias:
- Why We Should Really Put a Particle Accelerator on the Moon – Un artículo de Jennifer Leman, redactora de popularmechanics.com
https://www.popularmechanics.com/space/moon-mars/a32814164/particle-accelerator-moon/