Los isótopos de neón de rocas vítreas en el fondo del océano pueden ser la clave para entender cómo se formó la Tierra hace 4.500 millones de años.
Dependiendo de la lentitud o la rapidez con que nuestro planeta temprano se ensamblaba desde la nebulosa solar, los científicos dicen que la concentración de diferentes gases en la superficie podría variar.
Un nuevo estudio que analiza el neón de las profundidades oceánicas, que se dice que es lo más cerca que podemos estar del manto de la Tierra, sugiere que el joven planeta nació rápidamente de nubes de polvo y gas alrededor del Sol, que atrapaban el agua y los gases entre ellos.
Las tres ideas principales sobre la formación de la Tierra a partir de un disco protoplanetario proponen diferentes líneas de tiempo y procesos sobre cómo se originó nuestro planeta.
Mientras que el primero sugiere que el proceso sucedió rápidamente, durante aproximadamente dos a cinco millones de años, ya que atrapó el gas de la nebulosa, otro dice que la Tierra se formó a partir de partículas de polvo irradiadas por el sol, que se condensaron en mini «planetarios» antes de unirse.
El tercero sugiere que la formación de la Tierra fue un proceso lento que se basa en meteoritos de condrita carbonácea ricos en agua para entregar gases.
Curtis Williams, de la University of California, Davis, dijo en un comunicado:
«Estamos tratando de entender dónde y cómo se adquirió el neón en el manto de la Tierra, lo que nos dice qué tan rápido se formó el planeta y en qué condiciones».
Según el investigador, el neón puede representar agua, dióxido de carbono y nitrógeno cuando buscan sus orígenes.
El neón, a diferencia de otros productos químicos esenciales para la vida, es inerte, lo que significa que no cambia como resultado de procesos químicos y biológicos.
Sujoy Mukhopadhyay, profesor de la University of California, Davis, dijo en un comunicado:
«Así que el neón conserva un recuerdo de dónde vino, incluso después de cuatro mil quinientos millones de años».
En el estudio, el equipo midió los isótopos de neón que quedaron atrapados en el manto cuando se formó la Tierra.
De sus tres isótopos, el neón-21 es el único cuya cantidad cambia con el tiempo, ya que está formado por la descomposición radioactiva del uranio.
Los investigadores analizaron el gas de neón que se encuentra en las burbujas de los basaltos en el fondo del océano usando un espectrómetro de masas para establecer las proporciones para el modelo de nebulosa solar.
Según los investigadores, las proporciones encontradas en los basaltos no se alinearon con la explicación de «partículas irradiadas» o con el modelo de «acreción tardía».
Williams dijo:
«Esta es una clara indicación de que hay un neón nebular en el manto profundo».
El equipo también dice que los hallazgos podrían servir como una guía en la búsqueda de planetas potencialmente habitables, ya que es un marcador de otros compuestos volátiles que son esenciales para la vida.
Williams agregó:
«Hay un par de maneras en que el polvo podría ser agotado del disco, y una de ellas es que están formando planetas».
Mukhopadhyay agregó:
«Podemos observar la formación de planetas en un disco de gas en otros sistemas solares, y hay un registro similar de nuestro propio sistema solar conservado en el interior de la Tierra. Esta podría ser una forma común para que los planetas se formen en otros lugares».
El estudio científico ha sido publicado en la revista Nature.
Imagen de portada: Representación artística de una joven estrella rodeada por un disco protoplanetario en el que se forman planetas. Crédito: European Southern Observatory.